Aportamos párrafos de micología, del blog «Opiniones y Hechos» de D. Eugenio Mateo, mentor y parte importante de Casa Mateo.

Comenzó el otoño con sequía, dura, tanto que el bosque y los campos estaban secos, amarillento de ocres el pastizal. Cayeron las primeras lluvias y con ellas ciertas variedades de setas asomaron sus sombreros, pero poco a poco se han ido poblando los setales y la cosecha está siendo variada y prometedora si los fríos la respetan. Estos días llueve a mares, y los buenos augurios se agazapan detrás de los taludes; veremos si al final todo se arregla para estos sufridos «neoboletaires» que han descubierto una liturgia sorprendente. Los que ya llevamos tiempo en esto nos invade a veces un cierto desaliento. El buscador de setas es un Robinsón anclado en la naturaleza, a solas, ahí radica el lado bueno de la cosa, aunque el malo trae bullicio y muchas cestas hambrientas. Gentío entre coches aparcados en cunetas imposibles, gritos de orientación y sus respuestas, las marcas delatoras de su paso temible. Todo lo que nunca debiste conocer y sin embargo tampoco pudiste evitar. Liturgia de tortilla y bote de cocacola. Se entiende que los Suillus campen por donde antes campaba el Lactarius, aunque es sólo cuestión de tiempo que alguien se decida a descubrir lo bueno de las cremas a partir de estas boletáceas anisadas. De momento es lo que más se ve en los pinares.

Confieso pereza en juntarme con tanto buscador de nuevo cuño, no por que el bosque sea privativo, sino por hacerme pensar en un parque temático. En fin, que a pesar de todo, he sido capaz de sustraerme al encanto dominguero y mi recolecta ha sido, está siendo, tan variada como los paisajes escudriñados. He vuelto a Arán, a la Ribagorza, a la Hoya de Huesca, a las Cinco Villas. En cada paisaje distintos protagonistas: Lactarius Sanguiflus y Salmonicolor (Rovellón); Marasmius Oreades (Senderuela); Pleorotus Eryngii (Seta de Cardo); Tricholoma Portentosum y Terreum (Negrilla); Boletus pinicola; aún faltan los Cantarellus, Lutencens y Cibarius (trompetillas amarillas y Russiñol), los Hydnum Repadnum (Lengua de vaca), etc, etc. Espero capturarlas antes que caiga el termómetro definitivamente, con el permiso de los contumaces seteros, naturalmente.

Traigo una colección de panorámicas, algunas tomadas con el móvil y se nota. Es demasiado importante el motivo como para desaprovechar su captura sin importar la herramienta. Paisajes micológicos, olor de setas y agonía clorofílica. El monte, que ya no se siente sólo.

MARASMIUS OREADES, LA SENCILLA Y SUCULENTA SENDERUELA

Desde Mayo al final del otoño esta seta, considerada óptima comestible, crece en los prados o zonas abiertas de los bosques prácticamente en toda la Península formando los llamados «corros de brujas». Aunque su tamaño sea pequeño y su recogida fatigosa por lo numerosa que aparece si se tiene la suerte de dar con varios corros, bien merece la pena su búsqueda. Recuerdo en un lugar al sur del Moncayo haber descubierto un inmenso setal que trascurría monte arriba, un zigzag que despreciaba al círculo y que nos aportó una ingente cosecha – qué tiempos aquellos-

La Senderuela es ideal en guisos de carne y en sopas. Acepta muy bien el secado, incluso molerla después de deshidratada para usar como condimento en cualquier guiso. Podemos guardarlas en una bolsa al vacío y siempre podremos disfrutar de uno de los mejores sabores que nuestras amigas las setas nos reservan.

A tener en cuenta que junto a ella crecen otras variedades con bastante parecido a simple vista que no son comestibles. No todo lo pequeño que nace en el prado es senderuela, incluso hay corros de falsas brujas.